Hoy hago 19 semanas de embarazo, de momento todo marcha bien aunque no estaré tranquila hasta que no tenga a mi bebé en mis brazos.
En la última ecografía nos dijeron que ahora no estaba muy claro que fuera niño porque estaba con las piernas cerradas y el cordón umbilical entre las piernas, así que hasta el día 17 de febrero que me hacen la ecografía de las 20 semanas no podré confirmar qué es. La ecografía de las 20 semanas me tiene un poco inquieta ya que fue en esa eco donde a Lucas le vieron que tenía el intestino hiperecogénico (líquido en el intestino) y a partir de ahí todo empezó a salir mal...
Mentiría si dijera que estoy disfrutando de este embarazo, el desgaste emocional está siendo brutal y cada semana intermedia hasta la siguiente eco es un sin vivir. De momento el peque se mueve y lo noto, no se decir si mucho o poco pero se mueve y esos momentos de sentirlo son momentos de casi tranquilidad.
Hoy por primera vez he pensado en el parto con mucho temor, ya se que será cesárea seguro pero, por primera vez he sentido miedo al quirófano, la anestesia, etc...supongo que forma parte de esta ansiedad que me está acompañando durante el embarazo.
Hace un año que di a luz a mi hijo, Lucas.
Y por si alguien se lo pregunta, si, aun lloro pensando en mi hijo. Se llora después de un año la pérdida de un hijo.
Durante este año he aprendido mucho sobre el duelo y sobre las personas que rodean ese duelo. Ahora puedo hablar de Lucas sin llorar ( excepto algunos días) pero es que me hacía falta llorar ¿Qué hay de malo? No es llorar lo que me duele, el llanto me alivia, duele más no tener como ni con quien aliviarte en llanto en absoluta confianza sin que piensen que eres una tarada llorando por un feto muerto que nunca tuviste en brazos.
Como ya he dicho aveces, no hay cura ni consuelo, simplemente es algo que está ahí como quien tiene una cojera tras un accidente, acompañándote toda la vida. Tampoco es algo amargo que te hace vivir con tristeza toda tu vida, sino que es algo que forma parte de ti como una cicatriz que de vez en cuando se resiente y tiene sus momentos.
Solo se que yo antes no era así, no era consciente, porque era algo que no pertenecía a mi universo mental, de la cantidad de pérdidas perinatales que hay y se sufren en el más absoluto de los silencios, del mismo modo que tampoco había sentido tan de cerca el duelo, fuera de lo que nosotros llamamos "ley de vida", y ahora no quiero ser indiferente al dolor de los demás, no quiero dejarles solos por miedo a ser inoportuna y lucho y peleo por acompañar a esa persona aunque yo no tenga ni la más remota idea de su dolor, porque eso si, nadie jamás puede saber sobre el dolor de otro ni habiendo pasado por lo mismo, ni yo misma soy capaz de recrear en mi mente la misma intensidad de dolor que sufrí en otro momento.
Cuando era pequeña le tenía mucho miedo a la muerte, en eso mi hija mayor me recuerda mucho a mi, y ahora le tengo miedo a no morirme antes que mis seres queridos...un poco cobarde, lo se, pero dudo que la muerte duela tanto como ver partir a alguien a quien quieres...
Ojalá yo pueda cambiar esto en mi y ser más empática y aunque no consiga ponerme en el lugar del otro saber reconocer las necesidades de quien sufre ya sea por esto o por otra cosa. No intentar quitarle hierro al asunto, porque la importancia de las cosas es tan grande como a cada uno le aparezcan porque cada persona es diferente...
Mañana iremos toda la familia a ver a Lucas al cementerio y aunque parezca una estupidez nos plantamos delante de la piedra que lleva su nombre y donde grabamos "500 gramos de amor" y le contamos lo mucho que le queremos y nos hubiera gustado que estuviera con nosotros. Amo a mis hijos por igual, los presentes y los no presentes aunque a alguien le pueda parecer una locura así es.
Un abrazo especial para las mamás de esos niños perdidos que se encuentran con vosotros en el amor que les procesáis. Un beso enorme para todos aquellos que estáis y continuaréis toda la vida en duelo.
