lunes, 24 de febrero de 2014

No habéis sido valientes...



Eso nos decía mi hija mayor dura
nte el entierro el sábado, cuando nos vio llorar. 
Yo le respondí: No, pero será nuestro secreto. 
El viernes la llevé a hacerse un análisis de sangre y la insistimos tanto en que no llorase, en que fuese valiente...que ahora era ella quien nos lo exigía.
La pequeña cada vez que el sacerdote pronunciaba el nombre de su hermano me miraba sorprendida y decía: Mamá, ha dicho Lucas. Y yo le sonreía y le decía: Siii...!

¿Por qué? Es una pregunta que viene constantemente a nuestra cabeza ¿Por qué la muerte de un niño?. Pero creo que la respuesta a el por qué no es de este mundo ni se puede comprender en este mundo.
Recuerdo que cuando era pequeña (y lo veo ahora en mis hijas) mi mundo estaba lleno de "¿Por qués?" y que las explicaciones que me daban los adultos eran aveces tan complejas que eran incapaces de responder a mis preguntas. En cambio, a medida que fui creciendo esas preguntas se fueron contestando y fui eliminando interrogaciones en mi vida para ir añadiendo otras.
Quizá somos niños aún para ciertas preguntas... 



viernes, 14 de febrero de 2014

Que bonito fue parirte amor...




Sí, aunque suene raro: QUE BONITO FUE PARIRTE.

Hasta el dolor de la contracción acompañaba al del corazón. 
Mi vida, saliéndose de mi cuerpo. Tu cuerpo, saliéndose de mi vida.

Muerte y nacimiento juntos, como padres e hijo juntos, como dolor y alegría de traerte al mundo, conocerte y despedirte el mismo día, al mismo tiempo...

Que bonito fue esperarte siete meses, sin importarnos cómo, cuándo, ni por qué. Solo esperarte, desearte y amarte como fueras: sano, enfermo, cojo, manco, sordo, ciego… Solo nos importaba una cosa: saber hacerte feliz.

Pensé en no empujar para que no te acabaras ¿Cuánto tiempo más podrías estar conmigo?
Te tuve serena, te dejé marchar rápido porque en verdad ya no estabas, ya te habías ido. 
Una semana ha llorado el cielo conmigo, y ayer al ver salir el sol entendí que por muy lejos que te vayas  parte de mí está contigo. Te abrazo todo el tiempo en mi pensamiento, donde estás porque tú eres de esta familia de cinco.  

Gracias amor, me has regalado el parto, la fe y custodiar siete meses tu vida…esa vida que no era mía.

¡Que bonito fue parirte! Aún te siento dentro de mí, como te sentí el primer día… 

miércoles, 12 de febrero de 2014

Retomar la vida


No entiendo cuando me dicen: Tienes que retomar tu vida ya. 

Hoy hace una semana que di a luz ¿Qué quieren? Mi cuerpo y mi mente aún buscan a mi bebé en otros bebés, aún tengo la imagen de mi hijo grabada en mi mente, me hacen llamadas las funerarias para ofrecerme un nicho en tal sitio o en tal otro, aún no he enterrado a mi niño...mi tripa sigue igual de abultada y la gente que no sabe nada sigue preguntándome ¿Qué tal vas? y tengo que contarles entre temblores y balbuceos todo lo sucedido. ¿Cómo hace una vida normal? Si en mi cabeza tengo que mi hijo estará ahora en una mesa de autopsias vete tu a saber como, si hasta reirme por algo me hace sentir culpable, hacer vida normal es lo que peor me hace sentir en este momento porque mi momento no es normal, lo normal sería estar con mi hijo... Los demás quieren verte bien ya, entiendo que es pesado tener a alguien al lado llorando por las esquinas y que este duelo es muy solitario porque no todo el mundo lo entiende... Yo necesito pasar este momento con la cabeza y el corazón en mi hijo, es su momento y no se lo pienso quitar, es el momento de Lucas. Si Lucas estuviera vivo sería el centro de todas mis atenciones durante sus primeros años, hasta mis hijas sentirían algo de celos por ver el tiempo que mamá tiene que dedicarle al pequeño ¿Por qué es menos merecedor ahora de mi atención? Yo no digo años, pero que me den espacio y tiempo para llorarle porque ahora soy yo quien le necesito a él.

lunes, 10 de febrero de 2014

Nuestro amor es eterno

Nunca podré olvidarte, ni reemplazarte, ni recuperarme por completo de tu pérdida porque nuestro amor es eterno, nuestro amor no se acaba con la muerte.

Pequeño Luc, Luqui como decía tu abuelo, Luquitas como decían tus tíos, te echo tanto de menos...
Pienso en ese momento en el hospital cuando nos dejaron contigo a solas y tras un rato nos preguntaron si queríamos estar más rato contigo y yo dije que no, me arrepiento muchísimo ¡ Lo que daría ahora por ese poco de tiempo más contigo y poder abrazarte! 

Se que tú estarás bien...desde allí arriba te toca a ti ayudarnos a nosotros a llevar nuestro dolor.


Esperanza...

Jamás pensé que dolería tanto. Pensé que me recuperaría rápidamente si metía la cabeza en otras cosas, pero hoy he comprendido algo: Tengo que aprender a vivir con esta tristeza, incorporarla a mi vida, porque nunca se irá, siempre estará ahí y así debe ser, porque se va un pedazo de mi, porque nadie pasa página o se recupera de la pérdida de un hijo.

Hay quien no entiende el duelo por la muerte perinatal, solo quien lo ha vivido, y aveces aunque bien intencionados algunos comentarios aun hacen más daño. Cosas como: ya tendrás otro, eres muy joven, es lo mejor que ha podido suceder, te recuperarás... No entienden que Lucas era único e irremplazable y que no, no me recuperaré. 

Hay gente que cree que por no nacer no es hijo, que como no le conocieron puede ignorarse que existió. Pero nosotros, sus padres, si le conocimos. Lo amamos desde el primer día, lo vimos jugar dentro de mi en cada ecografía, nos comunicamos con él entre caricias y pataditas, le hablamos de los que están fuera, de su familia y hermanas porque nosotros éramos sus ojos, le cantamos, tuvimos cuidado para no dañarle cuando caminábamos o íbamos en coche y le vimos tantas veces en tantos momentos de nuestra vida y nuestros planes...

La vida sigue, sí, pero no sigue igual, quizá para los demás sí pero para nosotros ya no será igual.

Ahora siento que me muero de tristeza y que no tengo fuerzas para nada.
Necesito encontrar paz, pensar que algún día Lucas nos dará un abrazo tan fuerte que recompondrá todos nuestros pedazos de corazón.

Mi marido, ese gran olvidado. Es cierto que él no cuenta con el factor hormonal que a mi me machaca, pero sufre, claro que sufre, tanto como yo porque también ha perdido un amor y se derrumba como yo, quizá no todo lo que él quisiera porque tiene que estar firme para cuando yo me caigo al pozo de cabeza a cada rato.

Nos decía un sanitario en el hospital: ¿Tenéis más hijos? Porque cuando se tienen más hijos se lleva mejor. Y yo le respondía: A mi cada hijo me duele igual.
Y así es, tengo cinco dedos en cada mano, no me duele menos si me arrancan uno u otro, porque cada uno es único.

Muchísimas veces he oído durante todo el proceso: Que fuerte eres.
No soy fuerte, claro que no, estaba llena de esperanza y si sigo en pie ahora es porque sigo llena de esperanza, aunque esté triste. 

martes, 4 de febrero de 2014

500 GRAMOS DE AMOR


Lucas, mi niño...mis 500 gramos de amor...

Aún contigo en mi vientre, contigo en mi corazón ¿Qué puedo decirte?


Has conseguido que todos te quieran sin haberte conocido. Que deseen conocerte sin haberte visto nunca. Que crean en ti mientras otros negaron que llegarías tan lejos.
Rezaron por ti hasta los que no rezaban nunca. Te siguieron en tu corto camino siempre a través del amor que despertaste. Y según quién, aún no eras ser humano, sólo un feto, para nosotros, nuestro hijito.
¿Qué no hubieras conseguido tras nacer?



Pequeño, 500g. ¿Cuál es la medida del amor? Dejaste de crecer para que creciésemos los demás. Un bebé que parió una mamá y un papá, que durante siete meses nos fuiste engordando de amor, a nosotros y a los de nuestro alrededor con quien te compartimos porque eras demasiado grande para nosotros solos.


Mi pequeño gran luchador, lo hemos conseguido, has hecho más bien en tu corta vida que muchos en muchos años. Ojalá existan muchos Lucas más.


Bebé que ya no tendré, que no sufriré tus malas noches, que no pasearemos en el parque, que no reiré con tus muecas, que no lloraré por no entenderte, que no llenarás mis nuevas páginas y que siento que te vas criado.


Mi príncipe transparente, me quedo con tus mil millones de latidos, latidos que rompían mi silencio.
Latidos que nacen del amor y lo que nace del amor NUNCA MUERE.



Gracias cariño, gracias por habernos elegido, gracias por tus 500 GRAMOS DE AMOR.

ÚLTIMA ECOGRAFÍA

Hoy hemos ido a lo que iba a ser nuestra última ecografía antes de la cesárea. 
Como siempre temblando hasta ver el latido. Pero hoy ha sido distinto, todo se veía muy gris, hasta que el medico dijo: MC negativo. Ni siquiera él mismo quería creerlo. Volvió a buscarlo: sí, MC negativo. Puso sonido a sus palabras dándole a un botón para más confirmación, y sonó ese pitido monótono, plano y que todos hemos oído alguna vez que significa que se apagó la vida o al menos tal y como la conocemos. 
Así se acabó. 
Estoy segura de que el médico también lo sintió mucho.
No se cómo explicarlo, pero algo me decía que esta visita iba a ser diferente. Las madres intuimos esas cosas.

Mi niño no quiso aguantar. Sí, digo "quiso" porque como ya he señalado en otra ocasión se que él ha tenido el control de cómo y cuándo. 
Ni los médicos han podido con él, los desafió a todos a quedarse hasta que él quiso.

La vida, que cosita tan frágil es un bebé y a la vez que duro, que fortaleza. Que orgullosos estamos de ti Lucas. ¿Cómo se pueden hacer tantas cosas buenas sin haber nacido?

sábado, 1 de febrero de 2014

30 SEMANAS

Hoy hacemos 30 semanas.

En casa todos hemos cogido la gripe, cosa que me ha puesto un poco inquieta, tengo que estar bien para el jueves.

Le siento moverse muy poquito, es casi imperceptible, pero es algo de lo que ya casi he dejado de preocuparme. Lucas tiene el control, lo tengo clarísimo.
Cuando le pregunté al médico si creía que estaba sufriendo, el médico me miró y me dijo: que va, eso es lo que estamos intentando evitar pero está fenomenal.

Será mi tercer parto y trato de imaginar como será llegar a la habitación y que no te traigan a tu hijo. Pienso en cuando tenía cachorros en casa la perrita y los cambiábamos de sitio y se volvía loca la pobre hasta encontrarlos. Si, ya se que la comparación no es muy favorecedora, pero al fin y al cabo ella no es menos madre...

La bolsa del hospital:
¿Qué llevo? ¿Le llevo algo a Lucas? Imagino que en la incubadora estarán desnuditos con un pañal y ya está y por otro lado no tengo ropa tan pequeñita...aunque en el fondo pienso que se van a equivocar con el peso y que cuando salga pesará más de lo que creen.
Creo que voy a meter algo, algo que signifique que le esperamos.

La verdad es que miro hacia atrás y hace 5 semanas que nos dieron la noticia y que no daban dos duros por Lucas, y ahí está aguantando como un campeón, se ha adaptado a lo que tiene con tal de sobrevivir.

Da igual lo que hagamos, da igual lo que queramos porque no es nuestra voluntad, inevitablemente LA VIDA SE ABRE PASO ALLÁ DONDE ESTÉ y es por eso por lo que estamos hoy aquí.