lunes, 24 de febrero de 2014

No habéis sido valientes...



Eso nos decía mi hija mayor dura
nte el entierro el sábado, cuando nos vio llorar. 
Yo le respondí: No, pero será nuestro secreto. 
El viernes la llevé a hacerse un análisis de sangre y la insistimos tanto en que no llorase, en que fuese valiente...que ahora era ella quien nos lo exigía.
La pequeña cada vez que el sacerdote pronunciaba el nombre de su hermano me miraba sorprendida y decía: Mamá, ha dicho Lucas. Y yo le sonreía y le decía: Siii...!

¿Por qué? Es una pregunta que viene constantemente a nuestra cabeza ¿Por qué la muerte de un niño?. Pero creo que la respuesta a el por qué no es de este mundo ni se puede comprender en este mundo.
Recuerdo que cuando era pequeña (y lo veo ahora en mis hijas) mi mundo estaba lleno de "¿Por qués?" y que las explicaciones que me daban los adultos eran aveces tan complejas que eran incapaces de responder a mis preguntas. En cambio, a medida que fui creciendo esas preguntas se fueron contestando y fui eliminando interrogaciones en mi vida para ir añadiendo otras.
Quizá somos niños aún para ciertas preguntas... 



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