Hoy fuimos a visitar a Lucas al cementerio, no íbamos desde su entierro.
Es tan extraño...los cuatro parados delante sin saber que decir, solo queriendo estar allí, cerca, a su lado...solo nos salía rezar y decirle mil veces que le queremos.
Mirando aquella pared me preguntaba como habría sido tenerle en mis brazos. Ya nuestros amigos tuvieron a su hijo, precioso por cierto, y ver sus fotos en familia, con su madre y sus hermanas...es como ver la vida que íbamos a tener y no fue. Y me siento horriblemente mal por sentirlo así, por envidiarlos...porque en verdad me alegro infinito de que todo les vaya bien porque les quiero.
Allí delante pensé: Y yo no te tengo...no estás para que tus hermanas te tomen en brazos o se asomen a la bañera mientras papá te da tu baño, no estás durmiendo a nuestro lado y despertándonos de madrugada, no estás así...como queríamos que estuvieras... pero... estás en estas hojas que viven en la nube, estás en nuestros corazones y en esta virtualidad que compartimos con otros a quienes no conocemos, estás en la cuenta familiar cuando decimos: somos 5 en la familia, tengo 2 hermanos, tenemos 3 hijos...estás aunque no te tengo...
Y si encuentro sentido a esta pérdida de sentido tú seguirás estando...porque ya nada ni nadie puede borrar tu sello en mi...